Atlatlahucan: Un Viaje a Través de sus Ricas Tradiciones y su Fascinante Historia

Atlatlahucan es un pueblo antiguo, con tradiciones chinelas, pertenece al Estado de Morelos y significa lugar “donde hay agua rojiza o colorada”, en tiempos prehispánicos los habitantes de este lugar le pagaban tributo a los Aztecas.

Después de la conquista por parte de Hernán Cortes, llegan a este hoy gran municipio los frailes agustinos allá por el año 1533.

Este municipio colinda con pueblos antiguos importantes como son; Cuautla, Totolapan y Tlayacapan, aunque Atlatlahucan es un municipio pequeño cuenta con varios sitios de interés que no hay que pasar por alto, además de que forma parte de la famosa Ruta de Los Conventos.

Al arribar a este pequeño poblado del Estado de Morelos, con calles limpias, bien cuidadas y de gente amable nos sentimos llenos de una gran tranquilidad y paz, sin pensarlo mucho nos dirigimos al centro histórico y observamos que este ha sido remodelado en su totalidad, lleva por nombre Plaza Amador Salar, cuenta con una fuente danzarina la cual sirve de entretenimiento para los habitantes.


También existe un busto del Gral. Amador Salazar Jiménez el cual fue parte de la comitiva que firmo el Plan de Ayala, murió en combate en 1916, un kiosco muy chévere y un monumento al chínelo, así se le nombra al personaje que mueve bien los pies y las caderas o al que se creé mucho, su origen data de 1870 y Atlatlahucan es cuna de los chínelos.

Sin lugar a dudas este es uno de los monumentos arquitectónicos más seductores con los que cuenta Atlatlahucan y es una visita obligada al encontrarte en este municipio.

El origen de la Danza de los Chinelos está profundamente arraigado en las tensiones entre españoles e indígenas en la zona, donde el cultivo de pan y trigo marcaba una línea divisoria en las relaciones culturales.

A través de este baile, se expresa no solo el conflicto, sino también la fusión de tradiciones que ha dado forma a la identidad mexicana, cada paso y cada vestimenta cuenta una historia, recordándonos la importancia de la herencia cultural y la resiliencia de quienes la han mantenido viva a lo largo de los años.

Atlatlahucan, en Morelos, es un tesoro cultural que destaca por su monasterio del siglo XVI, un símbolo de la historia colonial y la identidad regional. A la par, La Cuevita ofrece un refugio natural y divino.

En este pueblo prehispánico existe la tradición de que los habitantes acuden a un lugar conocido como la Cuevita, ubicada al sur del municipio cerca del río Yautepec, ya que en este sitio se apareció un Cristo.

Este pequeño santuario se encuentra en la barranca de Tenexcaltitlan, donde en 1757 tuvo lugar la anterior revelación trascendental: el Redentor del Mundo se apareció a un humilde poblador, ofreciendo su mensaje de amor y esperanza.

Desde entonces, la Cuevita se ha convertido en un refugio espiritual, un convento donde resuenan las plegarias y súplicas de pecadores y peregrinos que buscan consuelo y paz.

Cada año, los fieles se congregan en este lugar para celebrar y venerar la figura del Redentor, fortaleciendo así un lazo de fe que trasciende generaciones y se arraiga en el alma de la comunidad.

La Cuevita no es solo un sitio de oración, sino un símbolo de esperanza y unidad que late en el corazón de Atlatlahucan.

El museo es un verdadero tesoro cultural que alberga una fascinante colección de piezas arqueológicas y objetos antiguos, cuidadosamente exhibidos en vitrinas de cristal.

Aquí, los visitantes pueden admirar tanto delicadas piezas de madera como ejemplares disecados de la fauna local, que dan vida a la biodiversidad de la región.

Además, el recorrido no solo se limita a la contemplación de estas maravillas, sino que también ofrece una rica narrativa sobre la fundación del Convento de San Mateo Apóstol, revelando la historia y el legado que este emblemático lugar ha dejado en la comunidad.

Cada rincón del museo invita a sumergirse en un viaje a través del tiempo, donde el arte y la historia se entrelazan en una experiencia educativa inolvidable, gracias a sus seis salas de exposición.

Las pequeñas capillas de Atlatlahucan son verdaderos testimonios de la fe y la cultura de sus habitantes. A lo largo del tiempo, se erigieron trece barrios, cada uno dotado de su respectiva capilla, que rinden homenaje a santos y vírgenes, como la Capilla San Ana, Capilla Evangelista, Capilla San Sebastián, etc.

Sin embargo, hoy en día, solo cuatro de estas capillas permanecen activas, manteniendo viva la tradición y el espíritu comunitario. Cada una de ellas, con su singular arquitectura y ambiente de recogimiento, ofrece un espacio para la oración y la celebración de festividades, sirviendo como un vínculo entre los devotos y su herencia cultural.

Estos santuarios no solo son lugares de culto, sino también reflejos de la historia y el corazón de Atlatlahucan, donde la fe y la comunidad se entrelazan en cada celebración.

El Ex Convento de Los Agustinos se encuentra ubicado a un costado de la plaza Amador Salazar, este monasterio fue construido por la orden de los agustinos en el siglo XVI el cual es conocido por los lugareños como Iglesia de San Mateo Apóstol.

Los fieles del lugar nos comentaron que en las ceremonias litúrguicas, el sacerdote oficia la misa en latín, creando un ambiente de solemnidad que transporta a los fieles a épocas anteriores.

La misa se caracteriza por la disposición del sacerdote, quien se coloca de espaldas a la congregación, enfatizando el carácter sagrado del acto litúrgico y dirigiendo su atención hacia el altar.

Este enfoque permite a los asistentes participar en una experiencia espiritual única, donde la música coral y los cantos gregorianos enriquecen el ambiente, invitando a una profunda contemplación y conexión con lo divino, lo que hace de cada misa un momento verdaderamente especial para la comunidad.

Desgraciadamente en nuestra visita a este lugar no pudimos acceder porque se encuentra en reconstrucción ya que sufrió daños considerables en el sismo pasado y por lo tanto está cerrado al público en general.

Como es costumbre en estas tierras de Morelos, no podía faltar en el pueblo antiguo de Atlatlahucan un lugar para refrescarse después de un día caluroso, así que acudimos al pequeño Balneario de Las Cúspides, este lugar recreativo es un pequeño oasis que se encuentra al sur del municipio por la calle Ignacio Zaragoza a unas dos cuadras de la calle Morelos.

El balneario La Cúspides cuenta con una alberca de aproximadamente unos 200 metros cuadrados, en donde nos refrescamos plácidamente, ofrecen servicio de restaurante, cuentan con bancas para descansar y hamacas, el lugar es muy acogedor.

La alberca de La Cúspides está rodeada de pequeños árboles y palmeras, alrededor de la misma se encuentran macetas y pasto natural, un gran lugar de esparcimiento en donde descansamos después de un gran día por estas tierras de Morelos.

Atlatlahucan, un tesoro escondido en Morelos, es un destino que combina historia, fe y cultura de una manera inigualable, el majestuoso Convento Agustino se alza como un faro de la historia colonial, invitando a los visitantes a explorar su rica arquitectura y sus leyendas.

Cada barrio, con su capilla única, narra relatos de tradiciones arraigadas y celebraciones vibrantes que reflejan el alma de la comunidad y el Museo Calmecac, por su parte, es un viaje fascinante a través del tiempo, donde la herencia prehispánica se entrelaza con la modernidad, cautivando a quienes buscan entender el pasado de México.

Y no podemos olvidar la Cuevita, un santuario de espiritualidad que ofrece un remanso de paz y reflexión, atrayendo a aquellos en búsqueda de conexión y serenidad,

En resumen, Atlatlahucan es más que un destino turístico; es una experiencia transformadora que invita a cada visitante a descubrir la esencia de la vida mexicana.

  1. Salida de la CDMX: Dirígete a la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Cuautitlán (TAPO).
  2. Compra de Boletos: Busca las líneas de autobuses que vayan hacia Cuernavaca o el Estado de Morelos. Las líneas recomendadas son Estrella de Oro y Pullman de Morelos.
  3. Viaje en Autobús: Aborda el autobús y disfruta del trayecto de aproximadamente 1.5 a 2 horas hacia Cuernavaca.
  4. Transbordo a Atlatlahucan: Una vez en Cuernavaca, dirígete a la Terminal de Autobuses de Cuernavaca y toma un autobús que te lleve a Atlatlahucan. El viaje dura alrededor de 110 minutos ( el autobus te deja en cuautla y de ahi a atlatlahucan)
  5. Llegada: Al llegar a Atlatlahucan, podrás disfrutar de sus atractivos turísticos.

En Autobús

  1. Salida de Puebla: Dirígete a la Terminal de Autobuses de Puebla (Estrella Roja o Autobuses de Pasajeros de Puebla).
  2. Compra de Boletos: Adquiere un boleto hacia Cuernavaca o hacia la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Cuautla.
  3. Viaje en Autobús: El trayecto dura aproximadamente 2.5 a 3 horas.
  4. Transbordo a Atlatlahucan: Si llegas a Cuernavaca, toma un autobús hacia Atlatlahucan. Si llegas a Cuautla, busca un autobús que te lleve a Atlatlahucan, el viaje desde Cuernavaca es de 80 minutos y desde Cuautla es de aproximadamente 30 minutos.

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